La Isla de Tacamichapan, apoyará a la alianza VA POR MÉXICO


“Los del PAN han subido hasta acá y han traído progreso, pero todavía nos falta mucho y esperamos que nos ayuden”, dice Agustín Hernández Zamudio

Recorrer la Isla de Tacamichapan, en el municipio de Jáltipan, deja a quien lo hace por primera vez, con una sensación de asombro y regocijo, pero también de contrición y tristeza por el contraste que subsiste en sus comunidades.
La planicie es verde y son múltiples sus tonos.
A donde mires, hay ganado vacuno a la sombra de los árboles y caminando, y uno que otro cebú, reposa en algún resquicio del ondulado terreno. Y en donde no reposan los animales, hay superficies cultivadas.
En contraste, las personas que habitan dispersas en esta prodigiosa tierra, padecen de múltiples calamidades.
Promesas de políticos con muchas filias, resuenan en cada campaña en sus oídos.
“Van y vienen, piden apoyo, ganan y nunca vuelven…” Sintetiza la señora Virginia Ramos Jiménez, quién pese a todo, no pierde la fe en que el próximo alcalde ahora sí le cumpla.
Su casa es un cuarto grande, de tabiques blancos y paredes altas y solo la mitad tiene techo de paja. El piso es de tierra. A un costado hay otra estructura pequeña y endeble hecha con madera y lamina, una puerta desvencijada apenas se sostiene; en él, cabe apenas una persona: es la letrina.
El terreno en donde habita mide unos 300 metros cuadrados.
Hay postes que bordean su vivienda y que definen sus límites con sus vecinos, a la izquierda y a la derecha, y también al frente, con la calle terregosa que esperan algún día estar unidos por alambre.
El predio está seco “porque no ha llovido nada en los últimos meses”, comenta, pero algunos árboles dispersos al frente y a un lado ofrecen un poco de sombra.
Ella vive en Ixpuchapan, a unos 40 kilómetros de la cabecera municipal que es Jáltipan. Esta comunidad, es pequeña cuatro calles apenas la conforman y una docena de viviendas integran a esta congregación.
El suelo es fértil, y sus árboles además de sombra, producen frutos. Hay plátanos y papayas, pero ella y sus hijos no tienen agua. Deben ir hasta el río con un caballo para traerla. Es peligroso y por eso cada que va su hijo por el líquido ella no está tranquila.
“El año pasado casi pierdo a mi hijo. Ahora que han venido a verme, quiero pedirles que ahora si me cumplan. Vino un político y me dijo que él si me iba a ayudar y hasta me hizo comprar un tinacote, que dizque porque ahora sí, íbanos a tener agua, pero nomás me cuentió, porque ya no vino. Me dijo que el agua la jalarían del pozo y si no, del río, pero pos nomás compramos el rotoplas y ahí se quedó”…
Mario Cambranis Torres, escuchó atento cada palabra que le expresó Doña Virginia y le ofreció atender su demanda y volver una vez que gane la PRESIDENCIA MUNICIPAL.
El candidato de la alianza VA POR MÉXICO entiende la decepción que siente su paisana, pero le asegura que tiene la determinación de apoyar a quien lo ayude, y le ofrece regresar en el primer semestre de su primer año de gobierno, con un proyecto definitivo para que todos los vecinos de esta pequeña población cuenten con el servicio de agua en sus domicilios que tantas veces les han ofrecido pero que nunca les han cumplido.
No sobra mencionar que esta comunidad sí cree en las palabras que el PAN y sus aliados pronuncian, porque en otros años “han subido hasta acá y han traído progreso, pero todavía nos falta mucho y esperamos que nos ayuden”, dice Agustín Hernández Zamudio, dirigente de la congregación y panista convencido.

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